En 10 años solo crece el empleo público en Ecuador, mientras cae el privado y la inversión extranjera apenas llega

Entre 2015 y 2025, más de un millón de ecuatorianos se sumaron a la fuerza laboral, pero el país no generó empleo formal suficiente: el sector privado perdió puestos de trabajo y solo el Estado contrató más.
Entre abril de 2015 y abril de 2025, Ecuador no solo no generó empleo formal suficiente para su creciente población en edad de trabajar y que busca empleo, sino que incluso perdió puestos de trabajo.
Según un análisis del economista Luis Tobar Pesántez, director de Economía de la Universidad Politécnica Salesiana, “comparando el total de empleo registrado en la última década, se registra una baja de 52.870 empleos formales”. Lo más revelador es que el único segmento que muestra un leve incremento es el empleo público, con 25.896 nuevos puestos, mientras que el empleo privado retrocedió.
Como ha publicado LA HORA, siete de cada diez dólares de los impuestos que genera un sector privado menguante van a pagar los sueldos de la burocracia del Gobierno Central.
Los datos oficiales son contundentes: en abril de 2015, Ecuador registraba 2’273.006 empleos privados, pero para abril de 2025 esa cifra cayó a 2’246.994. En cambio, el empleo público subió de 623.824 a 649.720. En otras palabras, en una década marcada por crisis fiscales, inestabilidad política y bajo crecimiento, el Estado fue el único generador neto de empleo, aunque con recursos cada vez más limitados y un creciente déficit en las cuentas estatales.
Más allá de la contracción del empleo privado, hay una caída en segmentos tradicionalmente precarios pero vitales. El empleo doméstico se redujo en 39.432 plazas (de 105.013 a 65.581), y las afiliaciones al Seguro Social Campesino también disminuyeron: de 370.810 en 2015 a 357.488 en 2025. Todo esto, mientras la Población Económicamente Activa (PEA) creció en más de 1,1 millones de personas (de 7,37 a 8,49 millones).
El problema de fondo tiene una raíz clara: Ecuador no logra atraer Inversión Extranjera Directa (IED). En 2024, el país fue penúltimo en América Latina en este indicador, con apenas $318 millones, el valor más bajo desde 2012.
Para el primer trimestre de 2025 se reportó una leve mejora ($125 millones frente a los $109 millones del mismo periodo de 2024), pero ese aumento no se debe a nuevos proyectos de inversión, sino a un menor pago de deuda entre empresas relacionadas.
Según Tobar Pesántez, “la ausencia de inversión pública, privada nacional y extranjera, debido entre otros factores a la falta de confianza en el país, da como resultado la falta de empleo adecuado, sobre todo entre los jóvenes, lo que ha llegado a niveles alarmantes”.
Rebote económico, pero no reactivación estructural de la economía
A esto se suma una paradoja macroeconómica: el Banco Central del Ecuador (BCE) anunció esta semana que la economía creció un 3,4% en el primer trimestre de 2025, y los indicadores apuntan a que el crecimiento podría llegar hasta el 4% al cierre del año. Pero como advierte el exministro de Economía, Fausto Ortiz, este crecimiento es solo un “rebote estadístico”, no una mejora estructural.
En efecto, tras una caída del 2% en 2024, el crecimiento de 2025 apenas compensa el terreno perdido. En promedio entre 2023 y 2025, el PIB apenas crecería 1% anual, por debajo del crecimiento poblacional del 1,5%. Es decir, la economía no está creciendo lo suficiente para generar empleo ni mejorar el bienestar de los ecuatorianos.
Ortiz subraya que “no hay cómo dejar a un lado que la población crece al 1,5% anual y la economía solo al 1% promedio en los dos últimos años. Con ese ritmo, no hay alegría suficiente que disimule la falta de oportunidades que hace crisis en temas de seguridad”.
Es decir, que la falta de oportunidades laborales se traduce en más inseguridad y delincuencia.
La informalidad, el subempleo y la precarización laboral siguen al alza, y el tejido empresarial, especialmente el vinculado a las micro y pequeñas empresas, no se recupera.
Una economía sin confianza no crea trabajo
IEl empleo no se crea por decreto ni por estadísticas, sino por confianza y entorno favorable para la inversión. La IED —que incluye utilidades reinvertidas, nuevos ingresos de capital y deuda neta entre empresas— no está llegando porque Ecuador no proyecta estabilidad ni reglas claras. Sin inversión, no hay nuevas fábricas, comercios ni servicios. Y sin ellos, no hay trabajo formal.
El leve aumento de la IED registrado en el primer trimestre de 2025, según Pedro Mendoza, economista, proviene solo en una pequeña parte a nuevos proyectos productivos y a la llegada de capital fresco, sino en mayor medida a una reducción en el pago de deuda entre empresas relacionadas y menos utilidades sacadas al exterior.
En términos simples, no es que haya mucho más dinero en el país, sino que salió menos, lo cual infló temporalmente el indicador. Esta dinámica revela un problema estructural: Ecuador no está siendo un destino atractivo para nueva inversión extranjera, y el supuesto aumento de IED es más una ilusión estadística que una señal de recuperación económica real.
Mientras no se reviertan los factores que frenan la inversión —como la inseguridad jurídica, la rigidez laboral, la inestabilidad política y la incertidumbre fiscal—, el país seguirá dependiendo de este tipo de fluctuaciones contables que poco o nada aportan a la generación de empleo sostenible.
El Gobierno de Daniel Noboa enfrenta un reto mayúsculo. “Si quiere que el rebote de 2025 se transforme en un crecimiento real y sostenido, debe hacer más que administrar el presente: debe construir confianza, generar condiciones atractivas para invertir y entender que cada punto del PIB debe traducirse en empleos formales”, explicó Andrés Rodríguez, economista. (JS)
Fuente: El Tele’grafo





