¿Es posible integrar IESS y Ministerio de Salud sin subir impuestos ni perder cobertura?

El presidente Daniel Noboa plantea que el IESS se enfoque solo en pensiones y deje la atención médica al Ministerio de Salud. Desde una visión liberal, un sistema integrado y competitivo podría mejorar la atención y salvar las pensiones.
Cuando el presidente de la República, Daniel Noboa, planteó en una entrevista radial que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) debería dedicarse únicamente a administrar pensiones, dejando la atención médica al Ministerio de Salud Pública (MSP), encendió una discusión que va mucho más allá de la burocracia: ¿cómo construir un sistema de salud integrado y sostenible sin perder cobertura ni calidad?
La idea no es nueva. En términos liberales, separar la administración de los fondos (quién paga) de la prestación de servicios (quién atiende) es el punto de partida para transparentar recursos, reducir ineficiencias y garantizar competencia.
Un diagnóstico necesario: sistema de salud fragmentado y agotado
El sistema de salud ecuatoriano está fragmentado y agotado. El IESS atiende entre 7 millones y 8 millones de personas al año, pero solo 3,85 millones aportan. En otras palabras, menos de la mitad de los beneficiarios financian el sistema. A eso se suma que por cada cinco afiliados activos, uno ya está jubilado: una relación que cada año se estrecha más y amenaza la sostenibilidad del fondo de pensiones.
El déficit del seguro de salud del IESS supera los $617 millones anuales, mientras que el MSP, con un presupuesto que supera los $2.860 millones al año, también arrastra ineficiencias. En conjunto, operar ambos sistemas costaría un poco más de $5.000 millones al año. Garantizar una cobertura total y medicinas disponibles de un sistema integrado necesita un cambio total de visión, acciones reales para asegurar la eficiencia. Desde una visión liberal, la transformación es posible, pero no en 6 a 9 meses como ha dicho Noboa. Es una meta a mediano y largo plazo.
En ese contexto, la economista Lucía Viteri explica: “Ante un sistema público que no es fiable, los ecuatorianos de clase media y alta pagan un seguro privado, pero también aportan al IESS. Es una minoría, pero refleja una realidad: pocos pueden pagar por tener salud”.
Actualmente, como ya ha publicado LA HORA, entre 70% y 80% que tiene seguro privado en Ecuador al mismo tiempo paga afiliación al IESS.
La visión liberal: separar para integrar
El liberalismo no plantea eliminar la cobertura ni privatizar la salud. Su receta pasa por cambiar quién decide y cómo se financia el sistema. En lugar de un Estado que concentra el dinero y administra hospitales, el modelo se centra en el paciente como protagonista del gasto.
Las principales propuestas liberales para esto incluyen:
- Competencia regulada entre aseguradoras (como en Holanda o Suiza): cada ciudadano debe tener un seguro básico, ofrecido por entidades públicas o privadas que compiten por brindar mejor servicio. El Estado regula y subsidia a quienes no pueden pagar.
- Cuentas de ahorro para la salud, como en Singapur, donde cada trabajador destina parte de su salario a un fondo personal para consultas y exámenes. El Estado solo interviene en casos graves.
- Vouchers o “cheques de salud”, como en Chile o Uruguay, donde el Gobierno entrega subsidios directos al ciudadano, que los usa para pagar el seguro o servicio médico que elija. Esto obliga a hospitales públicos y privados a competir por los pacientes.
Desde esta óptica, la unificación no implica dejar sin atención a los afiliados al IESS, sino transformar la forma en que se financia y gestiona la atención. El IESS seguiría cubriendo a sus afiliados, pero pagaría por los servicios a una red integrada de prestadores, públicos o privados, en lugar de operar sus propios hospitales.
“Lo que funciona en casi todo el mundo”, explicó el exministro José Ruales, “es que los seguros no tienen sus propios hospitales. Pagan a los prestadores, públicos o privados, según la atención que brindan. Eso evita la ineficiencia de ser juez y parte, y permite premiar la productividad y la calidad del servicio”.
Por qué un cambio en el sistema de salud en Ecuador es urgente
Hoy el IESS mezcla dos actividades muy distintas: administra pensiones (un negocio financiero de largo plazo) y gestiona hospitales (una tarea logística compleja). Esa dualidad es la raíz de su ineficiencia, de acuerdo con Pedro Méndez, economista e investigador.
Separar ambas funciones permitiría blindar el fondo de pensiones, evitar que se use para cubrir el déficit en salud, y lograr que cada dólar de aporte tenga un destino claro. “El IESS actúa como juez y parte: recauda, gestiona y se autoevalúa. Separar funciones es la única manera de exigir eficiencia”, sostuvo Méndez.
El exministro Ruales añadió que un sistema así debería manejarse a través de un Fondo Nacional de Salud único, que integre los recursos del MSP y del IESS, y pague a los prestadores por producción, cobertura y resultados, no por presupuestos fijos. “Mientras los hospitales públicos reciban dinero sin rendir cuentas por cada consulta o cirugía, la ineficiencia seguirá igual”, advirtió.
Se necesitan cambios legales y constitucionales
El obstáculo no es solo político, sino jurídico. La Constitución ecuatoriana, en su artículo 367, define la seguridad social como integral, es decir, salud y pensiones unidas, y en el 372 protege los fondos del IESS como “propios y distintos de los del fisco”.
Modificar esta estructura exigiría una reforma constitucional vía Asamblea o consulta popular, y luego cambios legales para crear un nuevo Fondo Nacional de Salud que unifique recursos y pague a los prestadores públicos y privados según resultados, no por presupuesto fijo.
“Si el país decide avanzar hacia un sistema de salud único, deberá también redefinir las funciones del Ministerio de Salud”, explicó Ruales. “El Ministerio debería quedarse con la rectoría, la vigilancia epidemiológica y el control, pero dejar la prestación a una agencia autónoma que maneje los hospitales y pague por resultados. Solo así se puede hablar de eficiencia real”.
Sistema de salud integrado: Cómo lo han hecho otros países
- Uruguay creó un Fondo Nacional de Salud (Fonasa), que recauda aportes de trabajadores y del Estado y los distribuye a prestadores públicos y privados según la cantidad de personas atendidas.
- Chile combina un seguro público con aseguradoras privadas (Isapres) que compiten por los usuarios, reguladas por ley.
- Holanda y Suiza exigen que todos los ciudadanos tengan un seguro básico, pero las aseguradoras compiten para ofrecerlo, y el Estado subsidia a los más pobres.
- Singapur maneja cuentas de ahorro personales (Medisave), seguros catastróficos (Medishield) y subsidios estatales (Medifund) para garantizar cobertura universal con responsabilidad individual.
Estos modelos, aunque diversos, comparten un principio: el dinero sigue al paciente, no al hospital. (JS)
Fuente; La Hora





