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Cómo el algoritmo de las redes sociales afecta el cerebro de niños y adolescentes

Nada de lo que consumen los menores en Internet está librado al azar. De qué manera los contenidos que se les ofrecen pueden dañar su salud mental

El uso de las redes sociales transformó la vida de millones de niños y adolescentes en el mundo. Y lo que a esta altura ningún padre debe ignorar es que la selección de contenidos realizada por los algoritmos de estas plataformas tiene efectos directos en la autoestima y el desarrollo emocional de los más jóvenes.

El diseño de las plataformas prioriza la permanencia y la interacción constante, estableciendo rutinas que pueden influir en el modo en que los chicos piensan, sienten y se relacionan tanto consigo mismos como con el resto. La lógica algorítmica decide qué contenidos se muestran una y otra vez, marcando hábitos e intereses y condicionando desde temprana edad procesos profundos del desarrollo psicológico.

De acuerdo con el médico psiquiatra infanto juvenil y subjefe del servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires Andrés Luccisano (MN 122.284), “los algoritmos son conjuntos de operaciones ordenadas que buscan siempre obtener un resultado”.

En el universo digital, el algoritmo de una red social determina qué contenido aparece en el feed de cada usuario, priorizando los temas en los que cada persona demuestra mayor interés. Luccisano explicó ante la consulta de Infobae que este proceso no distingue entre temáticas “positivas” o “negativas”: “El algoritmo no analiza en profundidad el contenido, sino el interés que yo demuestro a través del tiempo y la repetición de mis interacciones”.

El especialista remarcó que este mecanismo puede amplificar la exposición a imágenes de cuerpos y vidas idealizadas, logros espectaculares o estilos de vida inalcanzables, generando efectos en el desarrollo emocional de los adolescentes.

Ante la consulta de este medio, el médico psiquiatra del Departamento Infanto Juvenil de Ineco Fabián Triskier (MN 75.680), deslizó que hay consenso en la literatura sobre el “impacto negativo de las redes sociales, especialmente entre las adolescentes”. Si bien la problemática alcanza también a varones, los estudios señalan que ellas son más vulnerables.

Las redes sociales, apuntó Triskier, “contribuyen a idealizar modelos estéticos y corporales, generando expectativas difíciles de alcanzar”. A esto se suma el “efecto FOMO” (fear of missing out): la experiencia de ver en tiempo real eventos, reuniones o encuentros sociales a los que no se fue invitado puede producir, en palabras del psiquiatra, “un malestar profundo e intolerable”. En este entorno digital, la percepción de la vida ajena como perfecta y la propia como insuficiente se potencia y puede traducirse en “ansiedad, depresión y baja autoestima”.

Luccisano, por su parte, advirtió que “para un adolescente que está construyendo su identidad, esto implica una comparación permanente que puede generar ansiedad, favorecer la depresión y erosionar su autoestima”.

Fuente: Infobae

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