China y Japón están enfrentados. Y en medio está Donald Trump

Tras meses de disputas con Estados Unidos por sus aranceles, China y Japón ahora quieren el apoyo de este país para sus respectivas posturas sobre Taiwán.
El presidente Trump y Xi Jinping reunidos en Busan, Corea del Sur, en octubre. La llamada telefónica mantenida el lunes entre ambos dirigentes se produjo en un momento en que han aumentado las tensiones entre China y Japón.Credit…Haiyun Jiang/The New York Times
Si alguien necesitaba pruebas de que se está gestando un momento crítico en la diplomacia de la región Asia-Pacífico, no tiene más que mirar la llamada telefónica del lunes entre Xi Jinping, el máximo dirigente chino, y el presidente Donald Trump.
Xi buscó a Trump porque una dirigente japonesa está adoptando la postura más firme que haya tenido su país desde la Segunda Guerra Mundial para afirmar que la seguridad de Taiwán también es la seguridad de Japón. Aunque los planificadores militares lo han tenido claro desde hace tiempo, dada la proximidad de Taiwán al sur de Japón —y también a las bases estadounidenses que se encuentran ahí—, la nueva postura estratégica de Japón ha alarmado a los dirigentes de Pekín.
En años recientes, China ha hecho todo lo posible por aislar a Taiwán, una democracia insular, y persuadir a otros países para que acepten la reclamación de soberanía de Pekín sobre ese territorio. La mayoría de los países han cambiado el reconocimiento diplomático de Taipéi a Pekín, lo que ha dejado a Taiwán con cada vez menos amigos. Los países que se atreven a contactar informalmente a Taiwán, como Lituania y la República Checa, enfrentan rápidas represalias de Pekín. Las patrullas aéreas y navales chinas circunnavegan Taiwán cada vez con mayor frecuencia.
Es por eso que pocos observadores esperaban que la nueva primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, adoptara de inmediato una postura firme frente a China. Sin embargo, el 7 de noviembre declaró ante el Parlamento que un intento de China de bloquear o invadir Taiwán sería tomado como una cuestión de “supervivencia” para Japón, un término que tiene implicaciones legales en el país porque permite el despliegue de sus Fuerzas de Autodefensa en el extranjero.
Los comentarios de Takaichi fueron de los más contundentes jamás realizados por un dirigente japonés sobre la ayuda a la defensa de Taiwán, aunque el expresidente Joe Biden hizo observaciones similares cuatro veces durante su mandato.
China respondió con una serie de medidas económicas, militares y diplomáticas contra Japón. Pero los funcionarios japoneses no se echan para atrás. Durante un viaje realizado el domingo a una base militar en la isla meridional japonesa de Yonaguni, situada alrededor de 110 kilómetros al este de Taiwán, el ministro de Defensa, Shinjiro Koizumi, confirmó la intención de su país de seguir adelante con los planes de desplegar misiles antiaéreos de alcance medio en ese puesto avanzado.
La llamada del lunes de Xi al presidente Trump “se produce en medio de la que posiblemente sea la crisis más grave en las relaciones entre China y Japón en más de una década: China está ejerciendo una enorme presión sobre Japón, probablemente por la creencia de que Tokio va a titubear”, dijo David Sacks, investigador de estudios sobre Asia en el Consejo de Relaciones Exteriores.
El presidente Trump, aparentemente encantado de que Japón y China lo busquen, mantuvo una llamada telefónica con Takaichi horas después de su conversación con Xi. Trump evitó pronunciarse públicamente sobre si cedería a la presión china para cambiar décadas de apoyo estadounidense a Taiwán y solo dijo que planeaba viajar a Pekín el próximo mes de abril.
Xi y su ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, han aumentado rápidamente la presión diplomática al presentar a China como la garante del orden global posterior a la Segunda Guerra Mundial, y al retratar a Taiwán y a sus defensores como desafiantes de dicho orden.
“Es impactante que los actuales dirigentes de Japón hayan enviado públicamente la señal equivocada de intentar una intervención militar en la cuestión de Taiwán, que hayan dicho cosas que no deberían haber dicho y que hayan cruzado una línea roja que no se debió tocar”, dijo Wang el domingo.
Según un comunicado de Pekín, Xi le recalcó a Trump que “China y Estados Unidos lucharon codo con codo contra el fascismo y el militarismo; ahora, deben trabajar juntos para salvaguardar los logros de la victoria en la Segunda Guerra Mundial”.
John Delury, un historiador del nordeste asiático que trabaja en Seúl para la Sociedad Asiática, dijo que Xi “está intentando conseguir una gran narrativa de Pekín como el guardián del orden internacional de la posguerra”.
Tras meses de disputas con Estados Unidos por los aranceles del presidente Trump, China y Japón ahora quieren el apoyo de este país para sus respectivas posturas sobre Taiwán. Esto ha reforzado la posición negociadora del presidente Trump, quien este otoño buscó la ayuda de Pekín para que compre soya estadounidense, suministre metales de tierras raras y limite el apoyo financiero e industrial de China al esfuerzo bélico ruso en Ucrania.
Pekín ha paralizado las importaciones de pescados y mariscos procedentes de Japón, ha cancelado conciertos de artistas japoneses en China, ha detenido muchos vuelos a Japón y ha disuadido a los turistas y estudiantes chinos de que visiten ese país. Tres barcos de guerra chinos pasaron junto a una isla japonesa cuatro días después del comentario de Takaichi, y desde entonces cuatro barcos guardacostas armados chinos han pasado cerca de islas administradas por Japón al norte de Taiwán. Y China le ha pedido a la ONU que distribuya entre los países miembros una dura crítica al comentario de Takaichi.





