Más de $72.000 millones perdidos desde 2007 desmienten el mito de que el subsidio a los combustibles no existía

Aunque dirigentes indígenas aseguran que “no existe subsidio a los combustibles”, los datos del Banco Central, el FMI y estudios independientes muestran lo contrario. Entre 2007 y 2024 el país perdió más de $72.000 millones por vender combustibles más baratos de lo que costaron.
El paro nacional, convocado por el movimiento indígena contra la eliminación del subsidio al diésel, se sostiene en un argumento central: que “en Ecuador no existe subsidio a los combustibles”. Así lo aseguró el 29 de septiembre en Quito Ercilla Castañeda, vicepresidenta de la Conaie, quien señaló que el Decreto Ejecutivo 126 solo incrementa el precio del diésel para beneficiar a grupos económicos cercanos al poder.
La cita completa de lo que dijo Castañeda es la siguiente: » Por un estudio técnico con datos oficiales de Petroecuador conocemos de que no existe tal subsidio. El decreto 126 lo que está haciendo es incrementando el precio del diésel, garantizando el negocio jugoso de grupos económicos cercanos al Ejecutivo. ¿A costo de qué? A costo de que miles de familias asuman el alto costo de la vida. En ese sentido es importante que se transparente la información, pero sobre todas las cosas vemos también desde ese mismo estudio que lo más recomendable es que se apoye la producción nacional y tener precios justos, por ejemplo, en el caso del diésel, y se pueda comercializar a un precio alcanzable. Y no apoyar a la importación. Cuando tenemos producción, tendremos para consumo interno y a la vez también exportaríamos. Con mayor divisa garantizamos la sostenibilidad de la dolarización.”
Pero la evidencia disponible contradice esa afirmación. Organismos multilaterales, datos del Banco Central del Ecuador (BCE), investigaciones académicas, entre otros, muestran que los subsidios a la gasolina, el gas y el diésel existen, han costado decenas de miles de millones de dólares al Estado en los últimos 18 años y, además, benefician más a los hogares de mayores ingresos que a los más pobres, al contrabando y a las mafias.
El costo real del subsidio a los combustibles para el Ecuador
Fausto Ortiz, exministro de Economía, explica que el subsidio no aparece como un gasto tradicional en el Presupuesto General del Estado, sino en las cuentas de Petroecuador. “Cuando se eliminan los subsidios, lo que ocurre es que la empresa estatal deja de absorber esas pérdidas y esos recursos pasan a Finanzas. Es decir, más que un ahorro en gastos, se trata de mayores ingresos para el Estado”, señala.
Según el BCE, entre 2007 y 2024, el país perdió más de $72.000 millones por vender combustibles en el mercado interno a precios inferiores a los que costó producir y comprar. Solo en 2023, el subsidio de todos los combustibles representó unos $3.200 millones, y para 2025 se proyecta todavía un gasto de $2.504 millones, de los cuales casi la mitad corresponde al diésel.
El impacto no es menor: Ortiz advierte que “gran parte de la deuda que hoy paga el Ecuador con $4.000 millones anuales de intereses proviene de haber financiado estos subsidios con crédito”.
FMI respalda la eliminación del subsidio al diésel y urge diálogo tras días de protestas
El Fondo Monetario Internacional (FMI) salió al paso de la crisis social que vive Ecuador tras la eliminación del subsidio al diésel. La directora de comunicaciones del organismo, Julie Kozack, fue clara: “Apoyamos ese enfoque, porque es parte de un más amplio esfuerzo para mejorar la sostenibilidad fiscal de Ecuador, mientras se asegura la protección para los más vulnerables”.
Kozack recalcó que la prioridad del Gobierno ha sido que los subsidios a los combustibles estén mejor focalizados y acompañados de un “mecanismo de protección social robusto” para los sectores más frágiles. En ese sentido, defendió que la reforma busca liberar recursos estatales para áreas estratégicas y no seguir sosteniendo un esquema regresivo: “Nuestros análisis muestran que, en general, los subsidios tienden a beneficiar de manera desproporcional a los que tienen ingresos más altos, además de crear vulnerabilidades en corrupción y contrabando”.
El pronunciamiento se dio en medio de un escenario convulso, con 11 días de paralizaciones, bloqueos de vías y una persona fallecida durante las protestas. Frente a esto, Kozack llamó a bajar las tensiones: “Estamos preocupados por la situación en Ecuador y alentamos a las partes a que emprendan un diálogo constructivo para restaurar la calma y trabajar en una solución definitiva”.
¿Qué es exactamente el subsidio a los combustibles?
Un subsidio es básicamente cuando el Estado vende un producto a un precio menor de lo que cuesta producirlo o de lo que vale importarlo desde el exterior, y cubre esa diferencia con dinero público o con ingresos que deja de percibir.
Eso traducido a un ejemplo sencillo es lo siguiente:
- Producir un pan cuesta 30 centavos.
- Pero el panadero decide venderlo a 10 centavos.
- Esa diferencia de 20 centavos la tiene que cubrir alguien: el panadero, o un tercero que “subsidie” al consumidor.
Con los combustibles pasa lo mismo: si el precio al que se importa o produce el diésel es más alto que el precio al que se vende en Ecuador, el Estado absorbe la diferencia.
¿Cómo miden el subsidio a los combustibles el FMI y el Banco Mundial?
El FMI, el Banco Mundial y la CEPAL no miran solo si Petroecuador gana o pierde en sus balances. Para ellos, el subsidio es la brecha entre lo que pagan los consumidores en Ecuador y lo que deberían pagar si los precios reflejaran los costos de producir e importar.
En la práctica, si el diésel cuesta $3,04 por galón en el mercado internacional, pero en Ecuador se vende a $2,46, hay un subsidio de 58 centavos por galón. Multiplicado por cientos de millones de galones al año, la cuenta llega fácilmente a miles de millones de dólares.
Además, consideran el costo de oportunidad: el crudo que Ecuador usa para refinar gasolina o diésel barato y venderlo localmente podría haberse exportado a precio internacional, generando más ingresos. Esa plata que no entra también es un subsidio.
¿Por qué el informe de Antep y las declaraciones de dirigentes dicen “no hay subsidio”?
La Asociación Nacional de Trabajadores de las Empresas de la Energía y el Petróleo (ANTEP), que es de dónde sale el informe técnico que dice sustentar que “no existe subsidio a los combustibles”.
¿Por qué se llega a esa conclusión? Su punto de partida es una lectura estrictamente contable:
Si Petroecuador registra utilidades (ingresos por exportaciones + ventas locales – costos de producción y refinación), entonces no hay pérdidas para la empresa. Si no hay pérdidas en los balances, concluyen que no existe subsidio.
El problema es que esa definición es parcial y muy limitada, porque deja fuera los elementos centrales que se consideran al hablar de subsidios.
Para el economista y docente de la USFQ, Rodrigo López, las afirmaciones de algunos dirigentes indígenas de que “no existe subsidio a los combustibles” parten de una confusión conceptual que termina convirtiéndose en un discurso político, más que económico.
“Creo que ahí hay un error que tiene que ver con la falta de educación económica. Mucho se habla de educación financiera, pero poco de educación económica, que me parece fundamental para el desarrollo de las comunidades y de la sociedad en general”, explica.
El punto central, según López, es que se desconoce el costo de oportunidad del subsidio: “El concepto que está fallando, creo yo, es el costo de oportunidad. ¿A qué está renunciando el Estado por mantener el subsidio a los combustibles? A lo que podría lograr con ese mismo dinero: mejor salud, mejor educación.”
El economista añade que, mientras el debate se centra en mantener o eliminar los subsidios, el país no ha resuelto otro problema de fondo: la ineficiencia en la asignación del presupuesto público.
“Se cierran las llaves por un lado, pero se siguen abriendo por otro, a veces con más fuerza. Ese es el problema.”
López hace además un llamado a la academia. “La educación económica debería ser tarea de las universidades. Tenemos que explicar mejor qué son los subsidios, cuándo son útiles y en qué casos pueden servir como una herramienta temporal para corregir problemas puntuales. Esa comprensión es clave para que el debate no se quede solo en consignas políticas.”, puntualiza.
En este contexto, la lectura del Antep y el movimiento indígena sobre el subsidio a los combustibles flaquea en estos puntos:
1.- No refleja lo que el Estado deja de percibir. Aunque Petroecuador tenga utilidades globales, eso no significa que los combustibles vendidos en el mercado interno no estén subsidiados. El subsidio es la brecha entre el precio local regulado y el precio internacional de referencia. Si el diésel cuesta $3,04 afuera y se vende en Ecuador a $2,46, alguien cubre esos 58 centavos por galón: en este caso, el Estado.
2.- Ignora el costo de oportunidad. Cada barril de crudo que se refina para vender gasolina o diésel barato dentro del país es un barril que no se exporta a precio internacional. Ese ingreso que se deja de percibir es también un subsidio, aunque no aparezca en el balance de Petroecuador.
3.- No toma en cuenta los efectos distributivos. Los subsidios son regresivos: benefician más a los hogares con mayores ingresos, que consumen más combustible, tienen más autos y más viajes. Mientras tanto, los hogares pobres reciben una porción mucho menor. Este análisis de equidad, fundamental para entender el impacto real de los subsidios, está ausente en la lectura de ANTEP y de Castañeda. Además, tampoco toman en cuenta los más de $200 millones que se van al año en contrabando (mucho de ello a mafias y minería ilegal) por el precio barato de diésel ecuatoriano.
Fuente: La Hora
 
					




